La idea de La nube del no saber surge hace unos 4 años con el propósito inicial de hacer una adaptación de Beckett desde el lenguaje contemplativo que había ido desarrollando en mi obra, pero poco a poco se fueron sumando nuevas inquietudes. Incorporé primero la fascinación por los místicos ermitaños y sus retiros en las montañas o el desierto, y en las corrientes místicas como el quietismo de Miguel de Molinos.

La idea que se fue perfilando era clara: retratar a los ermitaños que habitan en una montaña sagrada, que es a la vez un limbo entre los vivos y los muertos. Los personajes quería dibujarlos dentro de un espectro entre los vagabundos de Beckett, los filósofos retirados en sus cabañas como Thoreau, Wittgenstein o Heidegger, y los anacoretas místicos recluidos en sus cuevas. La idea era ponerlos a dialogar entre ellos de un modo poético y filosófico no exento de humor, siguiendo en parte el estilo beckettiano.

Cada personaje estaría buscando la revelación espiritual desde diferentes vías, algunas muy singulares. Explorarían la palabra y el silencio, la contemplación y la quietud, la escucha y la música… Me interesaba mucho la escucha musical de la naturaleza, o la idea del origen de la música como imitación de la naturaleza.

Ahí es cuando pienso en Niño de Elche como posible protagonista de la película. Un artista al que admiro profundamente y con quien estaba colaborando en esos momentos realizando vídeos para su disco La exclusión. La idea era aprovechar todos sus años de trabajo explorando las posibilidades expresivas de la voz para trasladarlo a nuestra película. Esa sería la motivación de Niño de Elche como místico ermitaño: buscar la iluminación por medio de la exploración de la voz cantada. Su proceso de aprendizaje sería el que guiaría la película.

Y de este modo el proyecto adoptó su forma actual: una película musical estructurada en capítulos (siguiendo la forma de las guías espirituales medievales) donde un músico – Niño de Elche- comienza un viaje iniciático lleno de encuentros reveladores en una montaña sagrada.