‘Las Plantas del Aire’ está inspirada en mi historia de inmigración de Israel a España. La inmigración fue, y sigue siendo, la cosa más difícil que he hecho en mi vida. Extraño mi hogar cada segundo del día, pero una y otra vez, al reconectar con mis pasiones y sueños, me doy cuenta de que nunca podría volver a vivir allí.

La realidad israelí está construida sobre el miedo, y el miedo es la herramienta política más poderosa de la derecha. Dos décadas de gobierno liderado por Netanyahu han adoctrinado a la sociedad y eliminado el concepto de paz del discurso público israelí. No hay visión de un futuro que no sea la guerra, y con esta falta de optimismo la derecha se fortalece cada vez más, asegurando su lugar en el poder.

Rodeada de esta desesperanza, después de años luchando contra la ocupación, me vi afectada a nivel personal. Sofocada por un dolor existencial y la desesperación por la muerte y la injusticia, vivía desconectada de mis emociones, tratando de mantener una vida racional. Tenía una relación pragmática, segura, pero carente de pasión. Así, un fortuito encuentro con la pasión despertó inmediatamente todos los deseos sepultados en mi subconsciente, como si estuviera liberando animales salvajes encerrados en una jaula. Y aunque estaba aterrorizada por lo desconocido, no podía retroceder: tomé la oportunidad y elegí imaginar un futuro alternativo para mí: dejé todo y me fui.

La protagonista de mi película se debate constantemente, pero no está eligiendo entre dos hombres, ni siquiera entre dos países. Está eligiendo una versión de sí misma lo suficientemente fuerte y valiente como para adentrarse en lo desconocido, porque solo allí está motivada por la esperanza y no por el miedo. Y esta elección de Yarden es una declaración política. La esperanza también es una herramienta política. Si el pueblo de Israel tuviera esperanza, si hubiera optimismo, no estaría comprometido con la guerra.

‘Las Plantas del Aire’ sigue el viaje de Yarden entre Israel y España, en una película donde lo erótico y lo político conviven en una historia de amor tormentosa. Tengo curiosidad por ofrecer una visión de España desde los ojos de un forastero y seguir explorando las contradicciones políticas de mi sociedad, como he hecho en mis trabajos anteriores. A través de las imágenes, quiero crear una atmósfera que difumine la frontera entre la realidad y el sueño, como si la película estuviera constantemente preguntando: ¿puede un sueño convertirse en realidad si verdaderamente nos atrevemos a visualizarlo?